Dimensiones

Dimensiones

EJERCICIOS DESCARTES

El pensamiento matemático de Descartes en una exposición: 

El argumento ontológico de San Anselmo y su crítica, ¿por qué no funciona? Boulensis



14ª Repasa el texto y anota todas las diferencias que Descartes establece cuando trata materias especulativas y en los asuntos morales. ¿Se podría afirma que hacemos un uso diferente de la razón cuando la aplicamos a uno y a otro? Explica la respuesta.

A lo largo, sobre todo de la parte III (y ocasionalmente en otros pasajes, como el primer párrafo de la parte IV, por ejemplo), Descartes establece una serie de diferencias en el uso de la razón cuando la aplicamos a “materias especulativas” o cuando la aplicamos a asuntos morales. Podríamos reunirlas en el cuadro siguiente:


FILOSOFÍA PRÁCTICA
·         Busca la felicidad: “vivir lo más felizmente que pudiese"
·         Su objeto son las acciones: “ver claro en mis acciones y andar seguro por la vida”.
·         La acción no admite demora; no se puede permanecer irresoluto.
·         Es necesario, pues, una “moral provisional” mientras buscamos la moral perfecta
·         Seguir con constancia las opiniones dudosas.
·         Seguir las opiniones más probables.
·         Seguir las opiniones más moderadas porque son más cómodas y verosímilmente las mejores.
·         Evitar la inconstancia y vacilación, que es señal de debilidad y lleva a la irresolución.

FILOSOFÍA ESPECULATIVA
·      Busca “distinguir lo verdadero de lo falso” y hacernos dueños de la naturaleza..

·      Su objeto son las verdades científicas y metafísicas.
·      Se debe suspender el juicio en estos asuntos mientras no descubramos la verdad.
·      No conformarse con verdades provisionales, sino con verdades evidentes indudables.


·      No admitir como verdadero lo verosímil.
·      No admitir lo dudoso ni lo probable.


·      Cultivar la duda, aunque sea como método.


Todas estas diferencias nos llevan a admitir que Descartes distingue entre un “uso teórico” y un “uso práctico” de nuestra razón. Desde Aristóteles es tradicional distinguir entre una Filosofía teórica que consiste en la “contemplación de la verdad” (la que ejercita, por ejemplo, un geómetra que hace demostraciones) y una Filosofía práctica que delibera “sobre lo que puede ser de otra manera”, es decir, la acción humana, en la cual no cabe el mismo grado de certeza que en la anterior, pues aquí no hay demostraciones, sino persuasión, por lo que la razón sólo puede “dilucidar esto (la acción) en la medida en que lo permite la materia” (Ética a Nicómaco, Libro I, cap. 3).
Sin embargo, Descartes no admitiría nunca que haya una “Razón teórica” y una “Razón práctica”, esto es, dos facultades diferentes. Su concepción de la Ciencia es una, precisamente porque la Razón humana es una, aunque se aplique a objetos distintos. Así, en las Reglas para la dirección del espíritu, Regla I, dice: “Pues no siendo las ciencias otra cosa que la sabiduría humana, que permanece siempre una y la misma, aunque aplicada a diferentes objetos, y no recibiendo de ellos mayor diferenciación que la que recibe la luz del sol de la variedad de las cosas que ilumina...”.

Asimismo, cuando trata de definir, en los Principios de la Filosofía, su ideal de Sabiduría, engloba bajo este concepto tanto los fines de la filosofía teórica como los de la filosofía práctica: “Por Sabiduría no sólo hemos de entender la prudencia en el obrar, sino un perfecto conocimiento de cuanto el hombre puede conocer, bien en relación con la conducta que debe adoptar en la vida, bien en relación con la conservación de la salud, o con la invención de todas las artes” (pp. 7-8, edición citada en la bibliografía). La Razón humana es, pues, una, pero según se aplique a la matemática y a la naturaleza o a las acciones humanas alcanzará certezas indudables u opiniones probables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario